Quienes se dedican a los combustibles renovables trabajan en el desarrollo de alternativas sostenibles a la gasolina, el diésel o el gas natural. Su objetivo es producir energía que no dependa de los combustibles fósiles y que genere menos emisiones de carbono.
Investigan y producen biocombustibles (a partir de cultivos, algas o residuos), biogás (a partir de materia orgánica) o combustibles sintéticos creados con tecnologías innovadoras. También diseñan procesos para que sean seguros, eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
En la práctica, su labor permite que autobuses, barcos o aviones funcionen con energía renovable, o que industrias enteras reduzcan su huella de carbono usando biogás o hidrógeno verde.
El trabajo en combustibles renovables se conecta con varios campos:
Producción a partir de aceites vegetales, algas o residuos agrícolas.
Generación de energía a partir de desechos orgánicos o estiércol.
Producción de hidrógeno a partir de energías renovables.
Creados mediante procesos químicos que capturan CO₂.
Desarrollo de infraestructuras seguras para mover y usar estos combustibles.
Estudio del impacto y búsqueda de soluciones sostenibles en todo el ciclo de producción.
Además, conecta con ámbitos cotidianos y muy diversos:
Se aprovechan residuos agrícolas para producir biogás o biocombustibles.
Los restos de aceites usados pueden transformarse en biodiésel.
Ya existen competiciones de motor con combustibles renovables.
Creando materiales plásticos más ecológicos.
Los expertos en combustibles renovables tienen salidas en distintos sectores:
Desarrollando proyectos de biocombustibles y biogás
(Aeronáutica, marítima, terrestre)
Aplicando combustibles renovables a gran escala
Investigando procesos y evaluando impacto ambiental
Impulsando políticas de transición energética
Creando nuevas soluciones de movilidad y energía sostenible
Innovando en tecnologías de combustibles verdes
